Ante ti me rindo, a ti yo me entrego. Con mis fuerzas no puedo, con mi voluntad me someto para hallar suficiencia en tu gracia y magnificencia. Porque tu soberanía en mí trae paz y bendición. Porque rodeada de tu presencia triunfaré. Porque tus brazos son la guarida del oportuno auxilio. Cobijada y envuelta en las alas de tu amor encuentro lo que necesito para remontarme alto y volar sobre toda tempestad. En ti he puesto mi vida, en ti he depositado mi confianza, tú me rodearás y me llevarás a un lugar seguro. Amén.
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