sábado, 15 de marzo de 2014

Traiciones virtuales, consecuencias reales...

Traiciones virtuales, consecuencias reales

La tecnología facilita la vida, pero también ha traído complicaciones y literalmente dolores de cabeza para algunas personas. Si por un lado aproxima a quien esta solitario, por otro puede ser motivo de separación. El que es casado y utiliza el anonimato de las redes sociales para coquetear o involucrarse con alguien pensando que no corre riesgos, está equivocado.

El intercambio de mensajes virtuales que revelan el relacionamiento amoroso evidencia la quiebra del deber de fidelidad.

“La fidelidad lleva a la lealtad de uno de los dos conyugues para con el otro y el incuplimiento de este deber ocurre de dos formas: por medio de la unión carnal de uno de los dos conyugues con un tercero (adulterio), o de actos que no revelan, a primera vista, la existencia de contacto físico, pero que demuestran la intención de un comportamiento amoroso fuera de la sociedad conyugal (casi adulterio).

Ana Flavia, de 27 años, que prefiere no revelar su apellido, conoce bien el dolor que puede dejar una traición virtual. "Las consecuencias son para siempre", dice. Físicamente bonita, nunca imaginó que su esposo buscaría a alguien en Internet.
"Poco a poco, él dejó de salir de casa, se quedaba durante mucho tiempo en Internet, pero nunca imaginé que me estaba traicionando", dice. Por trabajar mucho, poco a poco empezó a darse cuenta que algo andaba mal.

"Cuando él dejó de salir conmigo para permanecer más tiempo en la computadora comencé a prestar más atención". Desconfiada, busco en el ordenador de la casa para encontrar pruebas y encontró correos dirigidos a una mujer.

"Fue un shock, un dolor terrible. Leer los elogios que él le hacía a la amante virtual me causó un gran dolor". Ella copio e imprimió todos los mensajes de correo electrónico y armada de coraje fue a hablar con el esposo, que quiso negarlo diciendo que la muchacha era una amiga. Al mostrarle las pruebas, él lo confirmó, le pidió perdón y trataron de continuar con el matrimonio.

"Estuvimos cinco meses más juntos, pero no funciono. Me sentía insegura. Si él agradecía a la muchacha de la panadería, por ejemplo, yo estaba alerta, porque pensaba que si él me traiciono con una persona en Internet, imaginaba que lo podía hacer con quien viera personalmente".

Hace un año, Flavia puso punto fin a esta situación y dice que se está recuperando, pero cree que el dolor de una traición virtual, es tan fuerte o hasta mayor que una real.



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